La calavera es calva by Daniel Espinosa Escallón

La calavera es calva by Daniel Espinosa Escallón

autor:Daniel Espinosa Escallón
La lengua: spa
Format: epub
editor: Escarabajo Editorial SAS


20

—¿De verdá estabas en misa, ey…?

—Ni siquiera entré: eso estaba repleto. Y preferí venirme pa’ acá.

—Bacano porque hace rato no teníamos tiempo de hablar…

—¡Óyeme, Briyi…! ¿Y al fin qué pasó con Mañe? Más nunca lo volviste a ver, ¿verdá?

—¡Ay, me aburrí de él…! Es que él es otro corroncho más. ¡Está bueno, está rico, güí: pero ya, hasta ahí! Y tiene más enredos en la cabeza que el carajo: vive pendiente de lo que la gente dice.

—¿Viste…? ¡Eso ya te lo había dicho yo: yo te dije que él tenía todos los problemas del mundo!

—¡Pero yo nunca me lo imaginé así! Que tenía su rollo, sí: pero tan enredado, no. Que si lo vieron, que si no lo vieron… Pa’ vernos tenía que ser de noche y en un sitio donde nadie lo conociera. Y uno tenía que llegar primero y el otro, después. Y pa’ salir del sitio, la misma vaina: dizque pa’ que nadie le fuera a ir con un chisme a la noviecita esa inventada que tiene, analiza. Esa corronchada solo se ve acá… ¡Ay, pero mon Mari, qué felicidá: ya casi me voy a ir de este moridero, chanté!

—¿Y tú de verdá-verdá por qué te vas por allá tan lejos, ah…?

—¡Mon Mari, porque ajá…! París es una ciudá con tronco de historia. ¿Tú no has visto que París sale en todas las revistas? ¡Y pilla que allá una se puede vestir bonito, a la última moda y con cuanta cosa…! Allá una se puede poner lo que una quiera: no como acá que, si una se pone el trapo que no es, se sancocha.

—¡Aaandaaa…! ¿Cómo va a ser eso?

—¡Y allá la gente sí que es linda! ¡Hay unos hombres divinos: monos, con ojos verdes y con ojos azules, y con unas pieles suavecitas…! ¡Te mueres…! Y nadie está pendiente de nadie porque nadie conoce a nadie: una conoce al que tiene que conocer y ya.

—¿Y esa vaina?

—Por la sencilla razón de que allá hay gente de todos los países del mundo. No como aquí, que solo llegan paisas, y cachacos, y gente de Galapa. ¿Y, además, sabes qué…? ¡Allá no hay arroyos en las calles como acá!

—¿No…?

—Pero hay edificios antiguos, y hay monumentos grandes, y hay estatuas por todos lados. Y palacios donde vivían los reyes. Hay un pocotón de cosas importantes porque París tiene muchos años. ¡Analiza que hasta hay un parque que es culo ’e parque largo: más largo que lo que te puedas imaginar tú!

—¿Cómo así…? ¿Y es que es muy largo, Briyi?

—¿Que si largo? ¡No jooodaaa…! ¿No ves que es el Jardín de las Tuberías?

—¿Tienen un jardín de tuberías allá…?

—¿Qué es esa pregunta, niña…? ¡Es un sitio histórico y está cerquitica del Museo de La Ubre, que también es histórico!

—¿Tienen un museo de ubres? ¡Cómo va a ser eso…! ¿Y eso pa’ qué, ah…? ¡Qué gente rara!

—¡Ay, niña, tú sí no sabes nada…! Ese es un museo famosísimo y todos los turistas se la pasan allá.

—¿Viendo tetas…?

—¡Y para bolas: cómo será de bonita París, que allá los árboles son anaranjados…! De todos los tonos, pero anaranjados.



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